OBJETIVO DEL VIAJE
La diversidad de las fuentes permite analizar la historia de las
mentalidades desde innumerables ángulos, estudiar las distintas sociedades a
través de productos culturales diversos que permiten dar razón de formas
específicas de habitar el territorio y generar relatos de sí mismos. Los
documentos escritos son tal vez la fuente más común en la búsqueda de información
histórica y, sin embargo, no son el único recurso; las obras de arte y su
estudio sistemático (la Historia del Arte como disciplina) utiliza el universo
visual de las distintas sociedades como un prisma hacia lo simbólico, lo
político y lo social, y aunque el mismo término no se acuñe en todos los
pueblos de forma transparente, todos comparten esa producción de objetos y
símbolos que hoy llamamos Arte. Todos, de un u otro modo, presentan objetos
estéticamente valiosos que permiten a los historiadores traducir e indagar el
mundo en el que fueron hechos y las personas detrás de las cuales está su
autoría (Gombrich, 2007, pp. 8).
Existe un pueblo especialmente curioso en este aspecto, el pueblo
griego, que abarca no solamente las ciudades continentales de la Península del
Peloponeso, sino también la isla de Creta y
todas sus colonias, logró influir de forma definitiva en la formación de
Occidente. Los valores y las formas visuales de representación marcaron muchas
de las bases que hoy aún siguen vigentes y su escuela de pensamiento influyó
las mentalidades de toda la tradición filosófica europea. El arte griego goza
de esta misma cualidad, sus cánones de representación se convirtieron en dogmas
artísticos durante siglos y aunque el Arte Bizantino y Medieval parece alejarse
del mundo clásico, en realidad sí establece una conexión con este y lo que
produce son lecturas distintas, después del Humanismo Renacentista lo clásico
tuvo de nuevo un auge y todavía hoy es ampliamente valorado. Es por esto que
este recorrido busca ver a evolución del Arte Griego a través de los distintos
periodos históricos de la península y sus zonas cercanas, haciéndolo de forma
cronológica. Ver desde sus características formales un reflejo del mundo en el
que se elaboraron.
DESCRIPCIÓN DE LA RUTA
1. La primera
parada del recorrido es la isla de Creta, más exactamente el Palacio de Cnosos donde
florecieron muchas de las expresiones culturales de la civilización minoica. El
palacio es lugar de muchos de los mejores frescos y de buena muestra de la
arquitectura local.
2. Después de la
Creta el recorrido tomará rumbo a la Grecia continental donde hará una parada
en Vafio, antigua ciudad donde se elaboraron excelentes muestras de ofebrería
micénica (Ver Vaso de Vafio).
3. La tercera
parada son las ciudades de Micenas y Tirinto, corazón del mundo micénico y
principales ciudades desde donde se desarrolló el trabajo arqueológico de
Schliemann desde 1873.
4. La cuarta
parada del viaje es la Antigua ciudad de Troya, eje de toda la antigua poética
homérica que marco no solo el estudio de Occidente hacia Grecia sino a Grecia
misma en su construcción de imaginarios, arquetipos y cultura material. Troya
representa el mundo militar griego por excelencia y encarna todo la mentalidad
que hoy se investiga.
5. La penúltima
parada del recorrido es la ciudad de Atenas, actual capital griega y antiguo
ciudad-estado. La parada en esta ciudad es indispensable por dos razones, se
encuentran las ruinas de la acrópolis, hecha por Pericles en el siglo IV a.C. y
porque además, se encuentra allí el Museo Nacional Arqueológico de Atenas,
albergue de muchas de las mejores obras disponibles en Museos Públicos.
6. La última
estación es la antigua región dominada por el rey Filipo II, padre de Alejandro
Magno, Macedonia (desde la antigüedad).
MAPA DEL RECORRIDO
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Mapa del Recorrido: El Arte Griego: Desprendiéndonos de la Rigidez |
RECORRIDO EN IMÁGENES
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Anónimo. Fresco
de los delfines. Palacio de Cnosos, Creta. Ca. 1500 a.C.
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Anónimo. Fresco
del salto del Toro. Cnosos.
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Anónimo.
Máscara de Agamenón. Oro repujado. Museo Nacional de Arqueología de Atenas.
Periodo Micénico.
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Anónimo. Kouros
(estatua de joven atleta). Ca. 590 a.C. Marmol. Museo Metropolitano de Nueva
York
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Partenón de
Atenas. Siglo V a.C. Marmol. Atenas.
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Anónimo. Venus
de Milo (Afrodita de Milo). Marmol. Siglo II a.C. Museo del Louvre, París.
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Polidoro,
Atenodoro y Agesandro. Laocoonte y sus hijos. Marmol. Siglo I. Museos
Vaticanos, Roma.
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HISTORIA
Los habitantes de la Antigua Grecia se remontan a periodos
neolíticos donde se establecieron los primeros poblados hacia el 3000a.C. en
dos zonas fundamentales: la isla de Creta y el sur de la Península del
Peloponeso; ambas se caracterizan por la agricultura organizada, aunque no
alcanza la escala de zonas como la Antigua Mesopotamia, y el pastoreo también
en escalas más moderadas. Por un lado, la isla de Creta fue referenciada a
través de numerosas citas literarias y artísticas hasta que en 1900, gracias a
las excavaciones de Sir Arthur Evans (1851-1941) se sumaron referencias más
precisas gracias a las investigaciones arqueológicas. Creta es justamente el
lugar donde ocurren historias como la del minotauro y su laberinto, la de
Dédalo y su hijo Ícaro y la extravagante vida del rey Minos, que da nombre a
toda la civilización (Roberts, 2005, pp.118). Es por eso, que ver el palacio de
Cnosos o en general la historia de Creta a través del antiguo arte de minoicos
resulta tan útil, su arte da paso a la comprensión del ambiente cortesano de
los palacios cretenses y permite sumar nuevas precisiones a las fuentes
escritas que aún no se descifran. Las pinturas murales de sus palacios, por
ejemplo, no solo dan cuenta por la gran afición y el valor cultural de los
toros (para entretenimiento y sacrificio), sino también por temas como el
aspecto de las mujeres y hombres que habitaron la isla, de sus vestidos, o de
momentos de conmemoración colectiva que ahora reposan sobre las paredes.
La producción de obras se extendió hasta casi el comienzo del
periodo de Grecia Arcaica (alrededor del 1.200 a.C.) y tiene características
bien definidas: las columnas minoicas por ejemplo, son siempre más gruesas en
la parte superior y se adelgazan a medida que se acercan al suelo; la escultura
y la orfebrería son más bien escasas y se agrupan el periodo Neopalacial
(Mediados del 1.500 a.C. – 1.200 a.C.), la representación humana comparte un
cuerpo con una cintura pequeñísima que contrasta con enormes caderas y cuerpos
hieráticos. La pintura mural, en cambio, es más abundante y con ejemplos de
distintos periodos, generalmente se hacía sobre yeso con diversos tonos que
fueron aumentándose con la perfección de la técnica y que en periodos más
temprano solo incluyen blanco y negro; se asume que se tomó de los frescos
egipcios aunque se diferenció de estos en figuras con mucho más movimiento y
temas más naturalistas. Los colores son planos pero siempre muy vivos y muchos
de los mejores ejemplos se encuentra en el Palacio de Cnosos, todos los cuerpos
se representan de forma lateral, salvo los ojos, que siempre se ubican de
frente y los hombres y las mujeres pueden diferenciarse por el color de su
piel: Los hombres son de color ocre, las mujeres de color blanco y los muertos
de color azul, todos, eso sí, mucho menos rígidos que los cuerpos egipcios. Es
la cerámica, sin embargo, el medio más abundante y el más útil para los arqueólogos
e historiadores, pues fue gracias a esta que logró dividirse la historia de los
minoicos en 4 fases: minoico antiguo, minoico medio, minoico reciente y minoico
palacial; diferenciados entre sí gracias a los motivos recurrentes. Primero,
motivos geométricos sin referencias naturalistas, luego, peces y pájaros, para
el minoico reciente, una variación mayor de plantas y animales y finalmente, en
el minoico palacial, una simplificación que reduce motivos a formas
geométricas.
Fuera de la isla la evolución de la producción artística resulta aún
más interesante porque incluye desde la civilización micénica hasta el periodo
helénico, sumado esto a la influencia de Creta, que influyó de forma
significativa gracias al comercio y las guerras. El descubrimiento de muchos de
los sitios arqueológicos en el área continental se deben a Heinrich Schliemann
(1822-1890) que dedicó toda su fortuna a la excavación del sur de Grecia y al
descubrimiento de yacimientos del periodo homérico desde 1873. El periodo de
desarrollo es similar temporalmente al de Creta y su producción artística está
estrechamente relacionada, pues también el mundo micénico puede leerse a través
de la tradición literaria homérica. Las ciudades están mucho menos conservadas
por lo que sus vestigios son menores pero no por eso de menor calidad en su
manufactura; la pintura fue tomada de la isla de Creta y sus patrones de
representación son similares aunque su técnica es menos delicada, ese es sin
duda un rasgo de diferenciación, hay menos representación de plantas y
animales, y muchas más escenas de poder militar o escenas políticas. La
cerámica es diversa y por eso es difícil por su estilística asociarla a
periodos cerrados y es necesaria datación más compleja, también hay vasijas de
marfil o bronce y sin duda, algunas piezas de orfebrería resultan
excepcionales: la Máscara de Agamenón o el Vaso de Vafio.
Con la caída del mundo micénico y las invasiones del norte, la
Península del Peloponeso tendrá fuertes modificaciones que darán inicio a la
Grecia Arcaica entre los siglos IX y VI a.C. La consolidación de las
Ciudades-Estado será fundamental en este periodo y el desarrollo comercial
marcará una fuerte conexión entre las ciudades y las zonas cercanas a la
península. La escritura más desarrollada también permitirá dinámicas sociales
más sofisticadas y transmisión de conocimientos más complejos. En términos de
arte todo este cambio también produjo objetos con rasgos locales bien
diferenciados: en el orden dórico, el más antiguo en la clasificación arquitectónica,
las columnas, totalmente inversas a las cretenses, se caracterizan por ser más
delgadas en la parte superior y más anchas en su base, el fuste tiene estrías y
el capitel es más bien sencillo. Por la nueva estructura urbana, la
construcción de templos y palacios fue abundante. La escultura del Periodo
Arcaico se caracteriza por ser de mucho mayor tamaño a la del Periodo Micénico
y de mayo delicadeza en su manufactura, madera, piedra y bronce a la cera
perdida fueron los materiales más utilizados y contrario a lo que se creyó
durante siglos, estaba decorada con diversos colores. Usualmente las esculturas
podían ser de motivos religiosos para templos o devocionarios domiciliarios o
para uso conmemorativo como es el caso de los atletas o las mujeres oferentes (kouroi y kurai respectivamente) (ver imagen 4). Los cuerpos siempre son
representados de forma hierática y frontal, algunas veces con un pie hacia
adelante, insinuando movimiento y ojos almendrados además de largas cabelleras
(Shapiro, 2007, pp.274). Existe arquitectura monumental usada en arquitectura
aunque esta tendrá sus mayores muestras en el Periodo Clásico. La pintura tiene
diversas referencias escritas en libros y registros históricos pero no se
conserva y en general se restringe a la hecha sobre cerámica, siendo esta
última muy abundante. La cerámica del periodo arcaico tiene diversos motivos
esquemáticos, rígidos y sin proporción naturalista y usualmente viene
acompañada de frisos geométricos donde el negro, el naranja y el siena con los
tonos principales.
La Grecia Clásica tiene una explosión en términos de Arte y se sitúa
temporalmente entre los siglos V y IV a.C. finalizándose con la expansión
macedonia. Las ciudades estado alcanzan en este periodo su mayor esplendor en
términos culturales pero al mismo tiempo su mayor poderío militar, reflejándose
este en las guerras que tuvieron entre sí ciudades como Atenas y Esparta. Paralelo
a este convulsionado mundo bélico, las ciudades estado albergaron a personajes
como Sócrates, Platón, Pitágoras o Pericles. El arte clásico es sin duda el
momento de desarrollo profundo del canon que se mantendrá como parámetro de la
educación artística hasta el siglo XIX. La escultura clásica tiene cuerpos
menos hieráticos con proporciones ideales que se trabajan principalmente en
bronce y mármol, los cuerpos son una absoluta referencia naturalista y existe
un uso cuidadoso del modelado para crear cuerpos ideales. Añadiendo a los temas
anteriores escenas mitológicas y retratos militares y políticos, la escultura
clásica tiene cuerpos menos rígidos con algunos casos de contrapposto (cuerpos ladeados hacia un lado) (Gombrich, 2007, pp.
91). La arquitectura establecerá el orden jónico, que ya se había iniciado en
el Periodo Arcaico pero que se establecerá de forma mayoritaria en el Clásico,
las columnas con estría y mayor riqueza decorativa que se demuestra en el
capitel con volutas y una base más compleja; el mayor ejemplo de arquitectura
clásica es sin duda la Acrópolis de Atenas con el templo del Partenón, cuyos frisos
se exhiben actualmente en el Museo Británico de Londres. La pintura, aunque
poco se conserva, resulta muchísimo más delicada y con figuras de mucho
movimiento, los frisos geométricos que bordean las escenas se sofistican aunque
la paleta no aumente en sus colores.
El último periodo es el Helénico, marcado por la expansión del reino
de Filipo II, padre de Alejando Magno y la posterior conquista de territorio de
su hijo, se finaliza a su vez, bordeando el comienzo de la era cristiana con el
poderío romano. Heredero del mundo clásico, las conquistas helenísticas
llevaron el espíritu griego alrededor de todo el Mediterráneo y a distintas
partes de Asia, no obstante, sí se dieron muestras de producción sincrética con
características locales en distintos lugares como Egipto y Asia Menor. La
escultura es una de los medios más cambiantes durante este periodo, los cuerpos
se representan con cabezas más pequeñas, siendo los cuerpos más naturalistas y
ojos más pequeños y proporcionados; los cuerpos son muchísimos más libres en
cuanto al movimiento, extremidades que se mueven, rostros dramáticos y escenas
que hacen referencia a toda la tradición de historias griegas (ver imagen 7).
Los frisos por su parte ya alcanzan tallas inesperadas como el del Altar de
Pérgamo ahora en Berlín, donde las imágenes se hallan en el podio y no en la
parte superior del edificio (Gowing, 2001, pp.53). Y es que estos cambios
también se presentan drásticamente en la arquitectura, para el Periodo
Helenístico el orden corintio se establece como predominante junto al jónico,
un orden se conserva la columna estriada, la base compleja pero añade al
capital motivos vegetales de hojas de acanto, producto de la influencia
oriental en el mundo griego y 4 pequeñas volutas jónicas, una en cada esquina. Los
mosaicos son una de las grandes fuentes de este periodo y serán conservados por
los romanos como una de las formas más usadas de representación, las escenas
poseen mucho más dinamismo, llegando incluso al drama en ciertos casos y
además, se reflejan también en la producción de cerámica pintada y horneada que
también imita estos preceptos de dos dimensiones.
Aunque muchas de las obras que se conservan hoy son copias romanas,
el arte griego marcó de forma profunda la relación visual de los habitantes
occidentales con su entorno y en esa medida es válido hacer un análisis de su
evolución.
REFERENCIAS
Angulo Iñiguez, Diego. Resumen de
Historia del Arte. Museo del Prado. Madrid. 1981.
Gowing Lawrence (editor). Arte
Antiguo y Griego. Folio. Barcelona. 2001.
Gombrich E. H. La Historia del
Arte. Phaidon. Londres. 2007
Roberts J.M. Historia Antigua. Blume. Barcelona.
2005.
Shapiro,
Harvey. Cambirdge Companion to archaic Greece. Cambridge University Press. Nueva York. 2007 (En: http://catdir.loc.gov/catdir/toc/ecip0618/2006026059.html )
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